Oh, querido maestro...
Tú que tu espíritu me diste,
con tu aliente de amor y comprensión,
que tanto me retaste pero me dijiste,
que era por mi bien y mi prosperación.
Oh, maestro, hoy en tu día,
quiero agradecerte tu condición,
tu noble sacrificio y tiempo,
tu grata tinta en mi pobre calificación.
Oh, maestro, hoy he entendido,
tus enseñanzas han crecido en mí,
gracias a ti soy hoy en día,
lo que jamás pensé que podría lograr
cuando aquellos conocimientos cultivaste tú en mí.
Muy bonito pensamiento, espero que mis alumnos se den cuenta a tiempo lo muchos que los maestros del Justo Sierra los quieren!!!! ... en serio...
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